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Investigadores de la Universidad de Oviedo abogan por avanzar en un sistema de alerta temprana frente a los argayos

El grupo de investigación GEOCANTÁBRICA defiende la necesidad de rentabilizar los mapas de susceptibilidad existentes frente a los desprendimientos y otras inestabilidades de ladera | Esta información espacial se podría combinar con datos temporales como precipitaciones y humedad del suelo para aproximarse a la predicción temporal y establecer así un sistema de alerta temprana | La Base de Datos de Argayos del Principado de Asturias (BAPA) contabiliza unos 3000 argayos entre 1980 y 2019, que han causado 28 accidentes mortales y, al menos, 70 heridos | La Universidad de Oviedo investiga los argayos desde la década de los 90 y sus geólogos han participación en medio centenar de proyectos y contratos de investigación y han realizado más de 200 contribuciones incluyendo publicaciones científicas y ponencias en congresos especializados

Una gestión proactiva en lugar de reactiva. Prevención frente a reparación. Esta es la principal medida que proponen los integrantes del grupo de investigación GEOCANTÁBRICA, de la Universidad de Oviedo, para mitigar los daños causados por las inestabilidades de ladera o argayos. Más en concreto, los investigadores destacan que sería deseable rentabilizar los mapas de susceptibilidad existentes frente a estas inestabilidades, actualizándolos con cartografías geomorfológicas, modelos digitales del terreno y estudios del macizo rocoso. 

Estos mapas, según subrayan los investigadores de la Universidad de Oviedo, contribuirían a reflejar las zonas más propensas al desencadenamiento de argayos. Esta información espacial se podría combinar con datos temporales como precipitaciones y humedad del suelo, y así podríamos aproximarnos a la predicción temporal y establecer un sistema de alerta temprana, como los que se emiten en relación con los incendios forestales. “Sabríamos entonces que, cuando se alcancen determinados valores de humedad del suelo y lluvia, sería posible emitir una alerta sobre probabilidad de inestabilidad. Así fomentaríamos la filosofía de la prevención frente a la de la reparación”, comenta Montserrat Jiménez Sánchez, catedrática del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo. Jiménez añade que la investigación realizada hasta la fecha ha permitido obtener un conocimiento que es preciso ahora rentabilizar: “Tenemos que conseguir involucrar a la comunidad científica, las autoridades y la ciudadanía”. 

Los investigadores que trabajan en argayos en la institución académica asturiana forman parte del grupo de investigación GEOCANTÁBRICA coordinado por Montserrat Jiménez Sánchez, reconocido oficialmente desde 2018. Algunos miembros de este grupo llevan trabajando en procesos de inestabilidades de ladera desde los años 90 y continúan con esta labor en la actualidad. Sus principales líneas de trabajo son geomorfología y geodinámica externa, por un lado, y geotecnia y geomecánica, por otro.

En la línea de geomorfología y geodinámica externa, trabajan Montserrat Jiménez Sánchez, María José Domínguez Cuesta y Laura Rodríguez Rodríguez, del Departamento de Geología. Además, colaboran muy estrechamente Jerymy Carrillo Bravo, doctorando actual, y Pablo Valenzuela Mendizábal y José Cuervas-Mons, que realizaron sus tesis doctorales en el marco del grupo sobre la temática de argayos. La experiencia acumulada por este grupo durante la participación en medio centenar de proyectos y contratos de investigación ha permitido desarrollar un amplio conocimiento que se ha materializado en más de 200 contribuciones incluyendo publicaciones en revistas científicas y ponencias en congresos especializados. Además, han llevado a cabo labores de asesoría técnica en numerosos problemas de inestabilidad.

Los investigadores señalan que, como resultado de su trabajo, Asturias dispone actualmente de la denominada Base de Datos de Argayos del Principado de Asturias, BAPA, que recoge información de unos 3000 argayos ocurridos en Asturias entre 1980 y 2019.  Esta BAPA fue creada en el marco de las tesis doctorales de María José Domínguez Cuesta (defendida en 2003) y Pablo Valenzuela Mendizábal (defendida en 2017). Están pendientes de actualizar los datos desde finales de 2019 al momento actual. A falta de esta actualización completa de la BAPA, desde el año 1980, los argayos han causado en Asturias 28 accidentes mortales y, al menos, 70 heridos.

Zonas peligrosas o susceptibles

Los investigadores de GEOCANTÁBRICA subrayan que, más que hablar de zonas de riesgo, es preferible hablar de zonas peligrosas o susceptibles. En este contexto, la profesora María José Domínguez afirma que “igual que en medicina es necesario hacer un buen diagnóstico de la patología, en geología es necesario considerar los distintos tipos de inestabilidades de ladera que existen, para aplicar el tratamiento adecuado. En Asturias, existen mapas que recogen los diferentes niveles de susceptibilidad del terreno ante distintos tipos de inestabilidades publicados en 2003 en el libro titulado: Riesgos naturales en Asturias, editado por el Principado de Asturias, INDUROT (Universidad de Oviedo) y KRK ediciones”, indica. 

Tanto Jiménez como Domínguez manifiestan que es necesario continuar con la investigación de los argayos, aplicando tanto las tecnologías actuales como las metodologías clásicas in situ o remotas, para ampliar el conocimiento que permita llevar a cabo la adecuada ordenación del territorio y la sensibilización y educación de la población. A modo de conclusión, ambas investigadoras aseguran que las bases de datos de inestabilidades de ladera constituyen una herramienta de gran utilidad ya que, con una mínima inversión anual, facilitan: la gestión de recursos económicos para mitigar daños y costes asociados, la planificación y gestión territorial adecuada, la actualización en tiempo real, la implementación de sistemas de alerta temprana y la sensibilización a la ciudadanía.

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