La Sala de Exposiciones de la Universidad de Oviedo, en el Edificio Histórico, mostrará, entre 24 de octubre y 26 de noviembre de 2023, una selección de pinturas de la Serie Blanca del artista plástico Agustín García Benito, la mayoría de ellas nunca expuestas anteriormente. La exhibición, titulada con la expresión latina COEPI, incluye un conjunto de obras que, en palabras del propio artista, forma parte de la zona “más íntima y personal” de su taller y que, comenzadas en la década de los 90, vuelven ahora a ser revistadas por el creador.

La muestra será inaugurada esta tarde, en el Edificio Histórico, con la presencia, además del propio autor, de María Pilar García Cuetos, vicerrectora de Extensión Universitaria y Proyección Cultural; y Pedro García, del espacio de arte Dos Ajolotes, de Oviedo.

García Benito subraya que, en la sección de obras que se exhibe en el Edificio Histórico, el color blanco que impregna las pinturas “se nos aparece como el estadio avanzado de un proceso de depuración formal, de búsqueda de la esencialidad, en el que progresivamente el vacío, la luz y la materia afirman su presencia”. “La superficie, su piel, se presenta como registro del paso del tiempo, como paisaje de la memoria, como un territorio que habla de su propia historia”, añade. En COEPI, “las pinturas dejan adivinar las numerosas obras que a través de los años se han ido acumulando, unas sobre otras, para mostrarnos su orografía. La materia y el espacio vacío dan paso a un silencio vivo”, destaca el autor. 

Agustín García Benito explica que, en su trabajo, alterna tiempos de acción con temporadas de ausencia de producción, hasta sentir la necesidad de servirse de todo tipo de materiales y del lenguaje plástico para canalizar experiencias, para replantearse cuestiones, para focalizar impulsos, para sedimentar pensamientos; una tregua en la que respirar. “Cada obra es lo que queda, los restos de una batalla. Paradas en el tiempo, momentos de silencio. Batalla sobre batalla, la obra se va construyendo a sí misma. Me interesa esa parte de la obra que no controlo, tanto a nivel conceptual como, incluso, a nivel físico. La materia tiene su propio discurrir. Las obras superpuestas dialogan entre sí y se funden”, matiza el creador. “Miro mis obras como miro la casa familiar que habité y que ya no me pertenece. Es entonces cuando descubro que la verdadera materia de mis obras soy yo mismo”, concluye.

Nació en Fompedraza (Valladolid) en 1961, el autor se licenció en Bellas Artes en la Universidad del País Vasco y se doctoró por la de Valladolid, si bien una de sus codirectoras ha sido la profesora de la Universidad de Oviedo, la doctora Yayoi Kawamura, junto a la profesora Mercedes Cano. Ha sido profesor de volumen de la Escuela de Artes Plásticas de Oviedo. En su dilatada trayectoria creativa, ha abordado diferentes retos, partiendo de su dominio del bronce y también del uso de otras materias, como la porcelana o el papel.

García Cuetos explica que García Benito ha ido sumando estratos vitales en diferentes territorios y es posible que ello haya contribuido a definir su concepción de la obra de arte como una “suma de transformaciones o el reflejo de un viaje interior”. La serie que se reúne en la exposición que acoge la sala del Edificio Histórico lleva el título genérico de COEPI y sintetiza más de veinticinco años de trabajo. “Nuestro artista quiere desvelarnos el viaje interior que da lugar a su creación y que ha estado marcado por la visión crítica y reflexiva sobre la realidad, la humanidad y la naturaleza”, comenta la vicerrectora. 

“El arte de Agustín García Benito nos acerca a una propuesta muy particular sobre la vida, el paso del tiempo y su huella material. Esa reflexión se ha ido plasmando en una investigación y una experimentación con la forma y la representación del devenir temporal. Si el arte en general aspira a ser universal, las creaciones de García Benito se decantan por algo que interesó especialmente a Alois Riegl: el efecto físico del tiempo sobre la materia”, afirma García Cuetos. García Benito, en palabras de la vicerrectora, “se opone diametralmente a la visión de lo que definimos como superficial, porque, como artista, ha optado por abordar lo trascendente mostrando precisamente la superficie, la piel, esa frontera con la realidad que define la obra de arte”, concluye.