El 30 de enero, en el Teatro Filarmónica, a las 20.00 horas, y con entrada libre hasta completar el aforo, la compañía 'loscorderos.sc', de Barcelona, que presenta el espectáculo titulado ULTRAinocencia abre la Escena Contemporánea III Muestra de Teatro Contemporáneo. Con la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo.
Compañía: loscorderos.sc / Creación, dirección e interpretación: David Climent, Pablo Molinero / Partituras físicas: Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola, loscorderos.sc / Colaboración artística: Alessandro Sciarroni, Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola / Asistente de dirección: Leo Castro / Espacio sonoro: Pablo Rega / Diseño y construcción espacio escénico: Kike Blanco / Diseño iluminación: Cube.bz / Vestuario: Laia Muñoz Carol / Fotografía: rojobarcelona / Management y producción: Pilar López.
ULTRAinocencia se estrenó recientemente, en octubre de 2013, en el Festival TNT de Tarrasa. Las propuestas escénicas de "loscorderos.sc" buscan indagar en la naturaleza del ser humano con un lenguaje teatral basado no en la palabra, sino en la interrelación entre texto y fisicidad, con el propósito de encontrar nuevas formas de narrar, alejadas del simple retrato de la realidad. De ese modo, sus espectáculos se alejan de las convenciones teatrales; con la libertad creativa como eje de rotación, combinan técnicas y disciplinas muy variadas (teatro textual, de objetos, danza, acrobacia, clown…) en una actitud poco reverente, para desembocar en lo que ellos mismos califican de "teatro bastardo", "contradictorio, como el ser humano". Lo que plantean, en definitiva, es "un teatro en el que no valen las medias tintas ni la tibieza, ni siquiera por parte del público. Un teatro dirigido al instinto".
Como carta de presentación de ULTRAinocencia, loscorderos.sc nos ofrecen este texto:
"Hay que ser ultrainocente para creer en lo intangible, para crear lo inexistente. Hay que ser ultrainocente para seguir caminando, para no dejarse engullir, para no dejarse morir. Hay que ser ultrainocente para mover montañas, para ver la luz, para escuchar el mensaje. Hay que ser ultrainocente. La inocencia ha muerto. Hay que ser ultrainocente para creer que esto es lo real, que es lo que hay. Hay que ser ultrainocente para saber que uno no cree en lo que quiere, sino en lo que puede. Para ver que todo es una ficción y dejar de luchar contra la realidad. Para no creérsela. Para crear otra. La realidad esta vez no superará a la ficción. Víctimas de la teoría, llegó el momento. Sintonizar el silencio, asumirlo, tal vez disfrutarlo. Recolectores de minúsculas verdades a la caza de la timidez divina. Ultrainocencia, una fe empírica en la incertidumbre como puerta hacia todas las posibilidades. Equilibrismos del alma a ras de suelo. Carne al servicio del espíritu creativo que nos mueve."