Es la primera vez en el litoral cantábrico que se estudia una cueva estrechamente relacionada con las variaciones del nivel del mar. La orilla se situaba entre 3 y 5 kilómetros más al norte, dejando espacio para praderías y estepas en las que vivía el antecesor del caballo actual
Un estudio realizado en la Cueva de Cobiḥeru por el Grupo de Geomorfología y Cuaternario (Grupo GeoQUO) de la Universidad de Oviedo, liderado por la profesora Montserrat Jiménez-Sánchez, establece aspectos clave de la costa oriental asturiana en un momento en el que se producía la llegada de los homínidos y la fauna fría glaciar procedente del Centro de Europa. Esta cueva se ubica en el Monumento Natural de la Playa de Cobiḥeru (Buelna, Llanes), declarado en 2001 por el Principado de Asturias por su interés cultural, patrimonial y turístico. El artículo ha sido publicado en la prestigiosa revista internacional Earth Surface Proceses and Landforms.
La investigación, encabezada por Daniel Ballesteros, Laura Rodríguez-Rodríguez y Saúl González-Lemos, abordó el estudio de la geomorfología de la Cueva de Cobiḥeru y el excepcional registro sedimentario de su interior. También se analizaron fósiles encontrados tanto en el Monumento Natural como en su entorno, y que fueron clasificados por el paleontólogo del equipo investigador, Diego Álvarez-Lao. La investigación incluyó también dataciones por el método de desintegración radioactiva Uranio-Torio realizadas en el Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera de Barcelona por el Científico Titular del CSIC, Santiago Giralt. El estudio además incluyó observaciones realizadas en superficie y un mapa geomorfológico confeccionado por Luna Adrados, de la empresa de turismo geológico GeoLAG.
Hace más de 350.000 años, las rasas o terrazas marinas situadas actualmente a 25-30 m de altitud ya habían emergido del mar, y en ellas se habían desarrollado depresiones cerradas y cuevas. Por aquel entonces, debieron de formarse temporalmente bosques de hoja caduca en la rasa, tal y como demuestra el hallazgo de conchas fósiles del caracol de quimper en cuevas cercanas al Monumento Natural. Este caracol es propio de climas húmedos como los actuales, y que se alimenta generalmente de las hojas caídas de los árboles. El hallazgo representa la evidencia más antigua de este caracol en la Cordillera Cantábrica que, junto a la Bretaña francesa, constituye la principal área de distribución actual de la especie.
Hace 145.000 años, la Cueva de Cobiḥeru se rellenó casi completamente por sedimentos de ríos y por espeleotemas, en un momento en que la línea de costa se situaba 2-5 km hacia el Norte. Esta situación debió de producirse a lo largo de toda la costa del Oriente de Asturias, incluyendo el entorno de la Cueva de El Pindal, donde este equipo de investigación planteó por primera vez que las rasas calizas estuvieron cubiertas por sedimentos en el pasado. Después de los 145.000 años, la Cueva de Cobiḥeru se vació para volverse a rellenar por los sedimentos de ríos hace 65.000 años. En ese momento, el nivel del mar estaba 50-100 m más bajo, y su orilla se encontraba entre 2 y 5 km al Norte de su posición actual, dejando espacio para el desarrollo de praderías y estepas.
Las cuevas debieron de abrirse al exterior hace menos de 65.000 años, permitiendo la entrada del hombre prehistórico y de la fauna fría glaciar a su interior
Sobre los sedimentos que cubrían la rasa se desarrollaron praderías y estepas en las que vivía el antecesor del caballo doméstico actual, tal y como evidencia una muela de este caballo hallada el interior de la cueva. Después de los 65.000 años, los sedimentos que cubrían la rasa desaparecieron por completo. De las estepas y praderías que había entonces ya no queda vestigio, existiendo en su lugar un bosque húmedo y caducifolio.
Este proceso identificado por primera vez en Cobiḥeru permitió que las cuevas ubicadas en las rasas se abriesen al exterior, haciendo posible que hombre prehistórico las pudiese ocupar y realizar en su interior grabados y pinturas rupestres. Algunas de estas cuevas actuaron de trampas mortales para rinocerontes lanudos, renos y bisontes, como sucedió en las cuevas de Jou Puerta y La Rexidora, también estudiadas por este grupo investigador. Es la primera vez en la Costa Cantábrica que se estudia una cueva estrechamente relacionada con las variaciones del nivel del mar.
Esta investigación, que fue apoyada por la Dirección General de Recursos Naturales del Principado de Asturias, pone en valor el extraordinario interés científico del Monumento Natural de la Playa de Cobiḥeru para conocer cómo era la costa cantábrica en el pasado. Además, el estudio detalla por primera vez el patrimonio natural subterráneo de esta área protegida, reforzando enormemente su interés patrimonial y cultural.