¿Un consejo para futuros participantes? Que sepan salir del calendario fijado y aprovechar la experiencia más allá del programa | Las claves para ganar el proyecto: colaborar, adaptarse y disfrutar. Al ser una actividad colaborativa, debíamos asumir que no todo el mundo se sentiría igualmente representado | Nuestro proyecto planteaba restablecer la función del páncreas en los pacientes afectados de diabetes tipo 1 y devolverles la calidad de vida mediante la eliminación de las bombas y los dispositivos externos | Había participado ya en congresos de mi especialidad, pero la INGENIUM Senior School fue una experiencia única por reunir a investigadores de muy distintos perfiles, lo que nos obligó a aprender cómo divulgar y hacer accesible nuestro conocimiento fuera de nuestra área de confort | Este viaje me enseñó que soy mucho más capaz de lo que creía de moverme por el mundo y conectar con gente diferente. Cuando terminó, me apetecía recorrerme media Europa
El camino de Elsa en la ciencia: de una vocación de infancia a los 10 Days de INGENIUM
El idilio de Elsa Villa-Fernández con la ciencia nació de una vocación temprana. Cuando era todavía una niña, la futura doctoranda en Biomedicina y Oncología Molecular de la Universidad de Oviedo saciaba su curiosidad infantil con documentales sobre ciencia y salud, con especial atención sobre los de enfermedades raras. Gracias a ellos, pronto supo que su futuro estaría ligado a la investigación.
Durante el verano de su tercer año en el grado de Biotecnología, Elsa comenzó su andadura en la carrera científica. Después de contactar con el responsable de un grupo de investigación asociado a los tumores tiroideos, poco frecuentes por su baja tasa de incidencia, hizo sus primeras prácticas extracurriculares. Tan fuerte fue su impresión de la investigación realizada que tanto su Trabajo de Fin de Grado como su Trabajo de Fin de Máster, así como ocurrirá con su futura tesis, se desarrollaron dentro de este grupo, donde también ha investigado sobre diferentes patologías asociadas al mundo de la Endocrinología.
Fue gracias a una compañera de laboratorio como supo que la Universidad Europea INGENIUM había convocado la primera edición de la Senior School, prevista para la semana del 19 al 23 de junio como parte de los 10 Days de INGENIUM: “Aunque era una iniciativa nueva, estaba convencida de que cualquier oportunidad para hacer conexiones, salir fuera y conocer gente sería buena para mi carrera”, cuenta Elsa.
Los 10 Days son una forma de impulsar la movilidad entre los miembros de la Alianza y crear una identidad común como Universidad INGENIUM. La iniciativa aspira a reunir, dos veces por año, a estudiantes y profesores de las diez universidades de la Alianza para dos semanas de actividades académicas y culturales que incluyen una Junior School, dirigida a estudiantes de grado, y una Senior School, para alumnos de máster y doctorado.
Cuando a Elsa le comunicaron, tras un proceso de solicitud que recuerda como “muy fácil”, que una de las diez plazas que la Universidad de Oviedo ofrecía para la Senior School era suya, puso rumbo a la ciudad italiana de Chieti, sede de la universidad anfitriona, la Gabriele d'Annunzio de Chieti-Pescara. Allí, junto a nueve estudiantes de Oviedo, se encontró con el centenar de participantes de los otros nueve países que forman INGENIUM: “Cuando te ves rodeada de tantas personas ajenas a tu área de investigación, aprendes a lidiar con todo y te das cuenta de que eres más capaz de lo que creías de moverte por el mundo y conectar con gente diferente”.
Explorando horizontes: salud, bienestar y tecnología en la Senior School de Chieti
Cada edición de la Senior School está vertebrada por varios ejes temáticos. La de Chieti puso el acento en la salud y bienestar en el campus y en la tecnología: “Fue un buen planteamiento porque había gran variedad de temas y las ponencias se impartían en un tono y lenguaje divulgativos. Aunque alguna estuviera fuera de mi área, todas me resultaron interesantes, porque en la ciencia es muy importante la traslación de conocimientos y descubrir nuevas aproximaciones”.
Del programa de charlas y talleres que ofreció la escuela, Elsa recuerda especialmente la Global Leader’s Master Class en Mental Health & Neuroscience, de la que cuenta que “era muy clara, muy divulgativa, y tenía aplicabilidad directa al exponer cómo la neurociencia nos afecta en el día a día”.
Sus compañeros, entre los que había estudiantes de máster que muy pronto comenzarían una carrera investigadora, destacaron también un encuentro que la Escuela organizó en torno a las becas Marie Curie, unas prestigiosas ayudas de la Comisión Europea para fomentar el desarrollo de investigadores en temas de innovación. Para Elsa, el diálogo con beneficiarios de este programa sirvió para inspirarles: “A menudo, la gente piensa que las becas europeas son inaccesibles, y ellos te demostraban que no, eran un reflejo de que se puede conseguir”.
La interacción con estudiantes e investigadores de perfiles tan diversos potenció lo que Elsa denomina sus “soft skills”: “Muchos volvieron de esta experiencia siendo personas diferentes, pues perdieron el miedo a viajar fuera en un contexto académico, a conocer gente y a conectar con diferentes culturas”.
Hacia un proyecto ganador en la Senior School
El corazón de la Senior School, al que se destinaron las distintas dinámicas de grupo y de “team building”, era el proyecto final, una simulación en la que los participantes, divididos en grupos de 10 personas, debían esbozar un modelo de propuesta que pudiera concurrir a las becas Marie Curie.
La formación de esos grupos se hizo aleatoriamente: “El primer día, durante la comida, nos distribuyeron al azar en mesas con participantes de otros países. Al terminar de comer, nos dijeron que con esas mismas personas debíamos hacer la primera actividad grupal, que consistía en diseñar un barco con una serie de materiales simples que nos proporcionaron y, después, subir a una persona dentro y ponerlo a flotar. Una vez presentado el barco, los coordinadores nos preguntaron si queríamos conservar el mismo grupo para el proyecto final, con lo que estuvimos de acuerdo”, recuerda Elsa.
El tercer día de la Senior School, los grupos comenzaron a trabajar en el proyecto, con la elección del tema como primer reto. No era, a priori, algo sencillo: los equipos eran heterogéneos y venían de áreas dispares. En el caso de Elsa, compartió proyecto con un experto en inteligencia artificial, un biólogo molecular, una psicóloga, un médico, un experto en informática, otro en Big Data y una enfermera.
“Había varias categorías amplias sobre las que hacer el proyecto, y en consenso decidimos escoger la de salud porque era la que mejor permitía cuadrar especialidades diferentes. Dentro de salud, planteé un tema de mi área de investigación que a todos les pareció bien: el cultivo celular para revertir la diabetes tipo 1”, dice Elsa.
En esa voluntad de consenso reside, para Elsa, la clave para que su proyecto se convirtiese en ganador: “Al ser una actividad colaborativa, debíamos asumir que no todo el mundo se sentiría igualmente representado. Escogimos un tema, todos se adaptaron y se pusieron a trabajar”. Parte de la receta ganadora fue también, nos cuenta, disfrutar: “Nosotros nos tomamos el proyecto en serio y trabajamos duro, pero también quisimos disfrutar de la experiencia”.
E. P. I. C: Restaurando Vidas a Través del Control Endógeno de la Insulina
Bajo el título "Proyecto E.P.I.C: Control Endógeno de la Insulina Pancreática - Eliminando Bombas, Restaurando Vidas", el grupo de Elsa centró sus esfuerzos en esbozar una solución innovadora para tratar esta enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo.
El equipo propuso desarrollar un parche de células pancreáticas (la “pieza del puzle” que falta en el páncreas de quienes padecen diabetes, tal y como explica Elsa) que, una vez trasplantado en el paciente, permitiese la producción natural de insulina. Esta solución marcaría el final de las incómodas bombas de insulina que deben llevar los afectados por esta enfermedad, que recuperarían la libertad de vivir sin ataduras médicas.
Con un enfoque que abarcaba desde la medicina regenerativa hasta la inteligencia artificial, el equipo aprovechó sus diferentes perfiles para abordar no solo los problemas físicos asociados con la diabetes, sino también las cuestiones de salud mental que la acompañan.
“Nuestro compañero informático se centró en el diseño de la inteligencia artificial que controlaría el cultivo celular. La psicóloga, por su parte, se encargó de plantear el estudio psicológico sobre las consecuencias de la diabetes en los pacientes, mientras la enfermera trabajó en proyectar los ensayos clínicos. Conseguimos, en definitiva, que todos pudieran aportar”, cuenta Elsa.
Además de Elsa, el equipo estaba formado por Robin Baumann y Max Wenz (Alemania), Kristina Carlén y Carlos A. Barrera Díaz (Suecia), Zlatomir Pavlov (Bulgaria), Rosanna Pinto (Italia) y Justin Hayes (Irlanda).
Cuando supieron que su proyecto era el ganador de la primera edición de la Senior School, vieron sus esfuerzos compensados: “Entendimos que era un proyecto colaborativo, traslacional, y nos divertimos mucho preparándolo”.
INGENIUM, la universidad de la gente
Cuando a Elsa se le pide un consejo para futuros participantes de la INGENIUM Senior School, tiene claro que la clave es “estar abiertos a aprender y conocer gente, sin tener una visión tan formal de la parte académica. Si les proponen un plan, que no tengan miedo a ir. Las mejores charlas que recuerdo son las que teníamos al acabar el día, tomando algo con los compañeros de otras universidades. Es importante que sepan salir del calendario fijado y aprovechar la experiencia más allá del programa”.
Los participantes de esta edición de los 10 Days de INGENIUM se convirtieron en testigos privilegiados del primer programa conjunto que se desarrollaba en el seno de la Alianza, constituida formalmente tan solo unos meses atrás, en enero de 2023.
Gracias a esta experiencia, Elsa ha aprendido también qué significa ser parte de INGENIUM: “INGENIUM es la universidad de la gente, del intercambio, de unirse a personas diferentes más allá de lo académico. Es una universidad que, sobre todo, te aporta en el plano personal y hace que seas capaz de abrirte a la gente, de confiar en ellos, de conocer de lo que eres capaz y de constatar que, seamos de un lado u otro, tenemos más similitudes de las que podríamos creer”.