Jesús Vera Berdasco, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Oviedo, participó en la primera Junior School de Ingenum, celebrada en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Karlsruhe en junio
Jesús Vera Berdasco, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Oviedo, tuvo la oportunidad de participar en la Junior School que se celebró en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Karlsruhe entre el 12 y el 16 de junio. Este programa de movilidad, enmarcado en la primera edición de los 10 Days de INGENIUM, tenía por objetivo promover el intercambio y el aprendizaje entre estudiantes de diferentes universidades de la Alianza. Como ejes temáticos, la Escuela se centró en el fomento de los campus saludables y en la importancia de la diversidad y la inclusión. En esta entrevista, Jesús nos habla de su viaje y estancia en el campus alemán, de las actividades en las que pudo participar y de los aprendizajes que se trajo a casa.
Jesús, ¿qué te movió a solicitar una plaza en la primera edición de los 10 Days de INGENIUM?
Como presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Oviedo, seguía desde hace un tiempo la evolución de la Alianza INGENIUM. Cuando se publicó el programa de la Junior School de Karlsruhe, supe que quería vivir y compartir esa experiencia.
Como estudiante de la Universidad de Oviedo, ¿qué pasos seguiste para conseguir una plaza en la Junior School de Karlsruhe?
Fue una convocatoria mucho más sencilla que, por ejemplo, las de las movilidades Erasmus, en las que también he participado. Los pasos fueron bastante simples: cumplir con los requisitos académicos que establecieron, acreditar un nivel B2 de inglés y, una vez se publicó la resolución definitiva, aceptarla.
Cuando supiste que habías sido seleccionado, ¿qué esperabas aprender de esta experiencia?
Por mi papel en el Consejo de Estudiantes, esperaba sobre todo conocer a otros representantes de estudiantes de esta 'mini Europa' que es la Alianza INGENIUM y descubrir cómo funcionan los organismos de representación en las universidades socias.
Por otra parte, sabía que la parte formativa de la escuela giraba en torno a la diversidad e inclusión y al bienestar en el campus, y estaba expectante por ver cómo se iba a desarrollar.
¿Se cumplieron tus expectativas?
Sí, aunque fue ligeramente diferente de lo que esperaba. Antes del viaje, creía que el desarrollo de la escuela iba a ser, sobre todo, teórico, pero resultaron ser cinco días con un formato dinámico y práctico que ayudó mucho a que me fuese de allí con conocimientos básicos sobre diversidad y bienestar en el campus. Consiguieron que la información que querían transmitir nos llegara de forma muy clara.
Hablemos ahora de la logística del viaje. Cuando supiste que tenías una plaza, ¿qué te ofreció la Universidad de Oviedo y cómo gestionaste todos los trámites (desplazamiento, alojamiento) para tu estancia en Karlsruhe?
La anfitriona de la Junior School, la Universidad de Ciencias Aplicadas de Karlsruhe, nos facilitó el alojamiento, un hostal donde nos hospedamos todos los estudiantes. Por tanto, lo único de lo que tuve que preocuparme fue del transporte.
En el momento de preparar la maleta, ¿hay algo que echaras en falta al llegar a Karlsruhe?
Un abanico. La previsión del tiempo cambiaba todas las semanas, y acabó haciendo todavía más calor del que se esperaba. Aun así, por suerte, opté por llevar ropa de verano.
Respecto a los materiales que necesité para la Junior School, la Universidad nos había informado de que, más allá del móvil o de un dispositivo electrónico, no nos haría falta nada más. Yo llevé solo una libreta que no llegué a utilizar porque, al llegar, nos entregaron merchandasing de INGENIUM.
Respecto al programa formativo y de actividades, has dicho que fueron, sobre todo, sesiones prácticas. ¿Cuál fue, para ti, la mejor?
La actividad Europe in Karlsruhe City rally. Fue un ejercicio de desconexión digital en el que nos pidieron que apagásemos los teléfonos y caminásemos sin rumbo, durante una hora, por la ciudad.
Uno de los objetivos de la Junior School era que aprendiésemos sobre salud y bienestar en el campus, y esta actividad buscaba que nos diéramos cuenta del poco tiempo que dedicamos cada día a comunicarnos con otras personas sin dispositivos de por medio, a caminar, a descubrir nuestro alrededor sin seguir una ruta de Google Maps.
Entre otras cosas, aprovechamos la caminata para tomar un helado y para hacer un tour por los jardines del palacio de Karlsruhe, que es una preciosidad. Al regresar al campus, la pregunta que nos hizo el profesor fue cómo nos habíamos sentido. Eso era lo que quería que descubriésemos.
Jesús Vera Berdasco y otros participantes de la INGENIUM Summer School durante la actividad City rally-explore Karlsruhe.
Y tú, ¿cómo te sentiste tras ese ejercicio?
Mucho más relajado.
Después de esa experiencia, ¿has intentado llevar en tu día a día la desconexión digital un poco allá?
Sí. Cuando terminó la Junior School, me fui de Interraíl, y en varias de las ciudades que visité decidí dejar el móvil en el hotel y dedicar una hora a caminar sin rumbo, sin Google Maps, para descubrir las calles por mí mismo. No fue lo mismo que en Karlsruhe porque estaba solo y lo más importante de la desconexión digital es poder compartir esa libertad con otros.
Más allá de este ejercicio, los estudiantes de la Junior School tuvisteis también un intenso programa de actividades dentro del aula. ¿Con cuál de ellas te quedas?
Con un juego de rol que nos propusieron dentro de la parte de interculturalidad. El juego, para el que estábamos divididos por grupos en distintas mesas, consistía en inventar una serie de gestos para cada uno de los símbolos que había en un dado. Después, teníamos que lanzar el dado y, en función del resultado, todos los compañeros de mesa debíamos hacer simultáneamente el gesto que le habíamos atribuido a ese símbolo (que podía ser tocarse la nariz, dar una palmada o algo similar). Si lo hacíamos rápido y sin fallos, recibíamos una ficha, y la persona que más fichas tuviera, ganaba.
Al final de cada ronda, el miembro del grupo con más fichas tenía que rotar por las otras mesas y, cuando llegaba a tu mesa una persona nueva, te dabas cuenta de que los gestos que hacía con cada símbolo del dado eran diferentes a los que tu mesa había aprendido. En consecuencia, el dilema que se te planteaba era: o perder tiempo en enseñarle al nuevo miembro los gestos que funcionaban en tu mesa, o ignorarlo para centrarte en ganar.
El objetivo del juego era reflexionar sobre cómo trataríamos a una persona con una cultura y unos valores distintos a los nuestros, y también ponernos en la situación de quienes sufren ese choque cultural en nuestra sociedad.
Participantes de la INGENIUM Summer School durante la sesión What does diversity mean for you as a university student?
¿En qué dos mensajes resumirías todo lo aprendido en la Junior School?
De la parte bienestar en el campus: disfruta de tu entorno y date el lujo de desconectar digitalmente un rato al día. De la parte de interculturalidad: piensa en cómo quieres ser tratado y en cómo tratar a personas culturalmente diferentes.
Otra de las oportunidades que ofrecen los 10 Days es conocer a gente nueva de otros países de la alianza. ¿Cuáles fueron, para ti, los contactos más valiosos? ¿Qué queda de ellos dos meses después?
Conocí a personas estupendas y me sorprendió gratamente que no hubiera “microgrupos”, que todo el mundo se llevase bien con todo el mundo y estuviera con todo el mundo. Sigo manteniendo el contacto con, al menos, una persona por cada universidad, y sin duda los avisaré cuando tenga la oportunidad de visitar sus ciudades.
Imagina que tienes delante a una persona seleccionada para participar en la próxima edición de la INGENIUM Junior School. ¿Qué consejo le darías para que sacase el máximo partido a la experiencia?
Intégrate con tus compañeros de otros países desde el primer día. Si no hay todavía un grupo de WhatsApp, créalo tú. Oblígate desde el principio a hablar con personas diferentes y rompe el hielo. Las relaciones humanas son el mayor aprendizaje que traerás de vuelta.