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El Archivo Histórico de la Universidad incorpora expedientes colegiales desde el siglo XVII al XX

El fondo documental es una donación de la familia de Luis Arias Romero e incluye 46 piezas de especial valor que muestran, entre otros testimonios, las prueban de limpieza de sangre de alumnos del Colegio San Gregorio

El Archivo Histórico de la Universidad de Oviedo incorporará a sus fondos 46 nuevas piezas de singular valor donadas a la institución académica asturiana por la familia de Luis Arias Romero, exalumno de la Universidad y actual embajador español en Corea del Sur. El rector, Vicente Gotor, fue el encargado de presentar esta mañana los nuevos fondos documentales, acompañado por Luis Arias Romero.

"Para mí es honor y una satisfacción que  estos documentos vuelvan al lugar de donde nunca debieron salir y creo que ésta hubiera sido la voluntad de mi padre", señaló el diplomático asturiano, hijo de Rafael Arias García-Braga, que durante tres décadas fue profesor de la Facultad de Derecho. "Esta Universidad es un punto de referencia en mi vida y creo que estos documentos tienen una importancia crucial para su disco duro", insistió.

El rector agradeció a la familia Arias su donación "porque se trata de unos documentos de valor excepciones que enriquecerán nuestro archivo y que dan testimonio sobre lo que fue el germen de nuestra Universidad."

Los 46 documentos recibidos son en su mayor parte expedientes del Colegio de San Gregorio, comprendidos entre los años 1640 y 1922. Catorce pertenecen al siglo XVII y veintiocho al XVIII. La colección recoge, entre otras singularidades, pruebas de limpieza de sangre que, según explicó el director de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo, Ramón Rodríguez, se realizaban acreditar que quienes accedían a un cargo público o a las aulas eran cristianos viejos.

Los expedientes colegiales adquieren una especial relevancia, dado que la Universidad perdió todos sus fondos similares en el incendio que asoló sus dependencias durante la Revolución del 34. Los documentos fueron hallados hace años en una casa particular del occidente asturiano y formaron parte en su día de los bienes que el obispo Valdés Salas legó en su testamento a la Casa de Alba.