El grupo de investigación EDAFIDES, del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo, ha publicado un estudio que demuestra que el aprendizaje cooperativo debe desarrollarse de manera estructurada para ser eficaz. Solo si dicho aprendizaje cuenta con un patrón bien organizado por parte del profesorado universitario permite al estudiantado adquirir nuevos conocimientos y actitudes. El estudio, que establece las pautas para que el aprendizaje cooperativo pueda ser considerado de alta calidad, ha visto la luz en la revista "European Journal of Teacher Education".

 

El equipo investigador analizó la efectividad de un programa de aprendizaje cooperativo de alta estructura docente, en comparación con otro sin estructura docente, y su repercusión sobre las variables que miden la efectividad, el conocimiento de la materia, la motivación intrínseca hacia las experiencias estimulantes y las metas de responsabilidad. En ambos casos se trataba de estudiantado universitario. El catedrático José Antonio Cecchini explica que "después de 10 sesiones, los participantes que siguieron un patrón bien organizado de elementos estructurantes mostraron niveles significativamente más altos que el otro grupo en todas las variables analizadas". Tal y como señala el investigador, las conclusiones del estudio mostraron que el desarrollo estructurado "mejora la eficacia de los métodos de aprendizaje cooperativo en la promoción de la adquisición de nuevos conocimientos en las clases, del incremento de la motivación intrínseca hacia las experiencias estimulantes y de las metas de responsabilidad social".

 

Utilizado en la mayoría de las universidades, y en casi todas las áreas de conocimiento, el aprendizaje cooperativo es una competencia esencial para las y los estudiantes en su vida adulta. Se trata de una habilidad que se aprende a través del compromiso y la práctica y de muchas pruebas y errores. Sin el suficiente desarrollo de habilidades, las y los estudiantes pueden no beneficiarse de ella.