"Con esta exposición pretendo mostrar cómo desde la materia inerte se pueden concretar en la forma nuestras vivencias y sensaciones, que la escultura es el vehículo que conexiona "mi yo" y la realidad y que, a través de ella, podemos acercar al resto de los mortales nuestros sentimientos, nuestras vivencias, nuestras denuncias… Por eso entiendo que la escultura, en cualquiera de sus formas o estilos, no puede ser fruto de la ocurrencia o la casualidad, sino que debe serlo del análisis profundo de los sentimientos que eclosionan, modelando la forma que transmita las sensaciones y conexione los mundos de la creación y la comprensión. La escultura es un decir sin palabras, un callado te quiero, un suave beso que flota en el viento, una leve sonrisa, una denuncia, un sufrimiento…".

Llonguera