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Los descubridores de las ondas gravitacionales participan en un encuentro con más de 200 estudiantes en la Facultad de Ciencias

Los Premios Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y Premios Nobel de Física 2017, aseguraron que las ondas permitirán 'aproximarse más que nunca a lo que ocurrió tras el Big Bang'

Los físicos Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry C. Barish, y la Colaboración Científica LIGO, representada por su portavoz adjunta Laura Cadonati, fueron este mediodía protagonistas de un encuentro con más de 200 estudiantes en la Facultad de Ciencias. Galardonados con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y los tres primeros, además, con el Premio Nobel de Física 2017, mostraron en qué consistió y qué nuevas posibilidades abre la aportación que les ha hecho merecedores de tales reconocimientos, esto es, la detección directa de las ondas gravitacionales, ondulaciones del espacio-tiempo anticipadas por Albert Einstein en su Teoría de la Relatividad General.

El acto lo presidió el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, que estuvo acompañado por el decano de la Facultad de Ciencias, José Manuel Noriega, los vicerrectores Elisa Miguélez y José Ramón Obeso, y el vicedecano de Ciencias, Luigi Toffolatti, que actuó como conductor del encuentro y presentó a los premiados como investigadores "que han abierto las puertas a una nueva manera de ver la astrofísica".

La vista a nuestra región para recoger el Premio Princesa de Asturias no podía ser más oportuna: el lunes se hizo pública la detección por parte de la Colaboración Científica LIGO de ondas gravitacionales procedentes del choque de dos estrellas de neutrones hace 130 millones de años. Elementos como el oro, el platino y el plomo, entre otros, podrían proceder del choque y la sucesiva fusión de este tipo de estrellas. La colaboración LIGO, el Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales, fue fundado en 1997 por Barry C. Barish e integra a más de mil miembros de universidades e instituciones de todo el mundo.

Barry C. Barish aseguró que "llegaremos a diseñar el detector de tercera generación en los próximos 3-5 años. Así podremos percibir 30 veces más eventos, y hacerlo con mayor resolución". Uno de los futuros avances consistirá en "ver el efecto de las ondas gravitacionales sobre el universo primigenio, de manera más próxima que nunca al momento del Big Bang, y todo ello gracias a la técnica de la interferometría láser", afirmó. Según indicó Barish, "el siguiente paso será el proyecto de la ESA para trabajar en el espacio, aunque sigamos trabajando también desde la Tierra. El LISA se lanzará en 2030-2035".

Por su parte, Laura Cadonati explicó que con los últimos avances "se puede ir con más precisión a la fuente de la onda gravitacional". Desde su punto de vista, es fundamental el trabajo conjunto de expertos "en astrofísica, astronomía, física nuclear… Todas estas disciplinas deberían trabajar juntas para tratar de comprender más a fondo todos los fenómenos observados en el universo".

Los cuatro protagonistas estamparon sus rúbricas en una lámina que representa su hallazgo científico, inmortalizando así este histórico encuentro en la Facultad, de manera similar a como lo hicieran los Premios Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2013, Peter Higgs y François Englert, galardonados también con el Nobel de Física, y Sergio Bertolucci, director de investigación del CERN, que en su caso escribieron su famosa fórmula en una pizarra que sigue intacta en un aula de la misma facultad.

El momento más distendido de la jornada tuvo lugar al final del acto, en una carpa ubicada en el exterior del centro y repleta de estudiantes, donde se les mostró a los descubridores de las ondas gravitacionales la tradición de la sidra en Asturias, y, como explicó el profesor Toffolatti, la relación que el escanciado guarda con la ley de la gravedad y con la mejora de las propiedades de nuestra emblemática bebida.