Una película sobre el poder de la cultura, que combina drama y documental para ofrecernos una imagen muy poco convencional de la compleja realidad palestina, y en la que los protagonistas son actores no profesionales, es la próxima propuesta del ciclo de cine contemporáneo que organizan la Universidad de Oviedo y el Centro Niemeyer. La proyección será el próximo viernes 6 de marzo, a las 20 horas en el Aula Severo Ochoa de LAUDEO Centro Cultural de Extensión Universitaria (C/ San Francisco, 1). Entrada libre y gratuita hasta completar aforo.
Dos metros de esta tierra / Año: 2012 / Duración: 80 min / País: Palestina / Dirección y guion: Ahmad Natche / Fotografía: Rosibel Rojas / Reparto: Noemi Kahn, Raouf Haj-Yahia, Omaima Hamori, Linda Sadi, Samah Amer, Saja Basem y Anas Abu Oun / Género: Documental
"Dos metros de esta tierra serían suficientes para mí", escribió el poeta nacional palestino Mahmud Darwich. Muy cerca de su tumba en Ramala, durante una tarde de verano, se prepara un festival de música en un teatro al aire libre que será retransmitido por la televisión.
"Todo se abre con viejas fotografías de los orígenes del Movimiento de Liberación de Palestina, mientras una voz femenina pregunta y una voz masculina aclara los sentidos y contextos de esas imágenes con Kalashnikovs y ramas de olivo, Yasser Arafat y niñas soldado (…). Su director, Ahmad Natche (…) demuestra con este trabajo, de brillante concepto y muy delicada ejecución, que hay muchas maneras de hacer cine político. En los laterales de la celebración de un festival musical en Ramala, sus personajes hablan, interactúan, viven y, de manera sutil, demuestran que la cultura es un poderoso instrumento de resistencia" (Jordi Costa, "El fuego de la cultura", El País, 19/09/2014).
"Dos metros de esta tierra, como la vida misma, está hecha a base de momentos aparentemente débiles, de esperas relajadas, de encuentros fortuitos y fugaces. En ella pasan muchas cosas, sin que ninguna resulte en el fondo demasiado importante: se prepara un festival de música popular al aire libre, la gente trabaja, espera, charla, observa (…). El cine no es tan sencillo, por supuesto. Si no, cualquiera (con una cámara en su poder) sería cineasta. El papel principal de Natche parece haber sido el de la puesta en orden (selección y ‘combinación') de las imágenes. ¿La simple alternancia lineal de imágenes dispares es suficiente para crear un filme? ¿Qué lazos casi imperceptibles sirven de unión a unas imágenes sin otro vínculo entre sí que su relación respecto a ese acontecimiento motriz? ¿Por qué esas imágenes, esos momentos precisos, y no otros, justo un instante antes (o después)? ¿En qué medida las personas filmadas se transforman en actores que representan un papel? Consciente o inconscientemente, Natche se hace estas y otras muchas preguntas no en su película sino mediante ella" (Beltrán Labruny, Miradas de cine, 26/09/2014).