El profesor Diego Álvarez Lao ha llevado a cabo los trabajos de excavación y consolidación de la pieza, una de las mejor conservadas de esta especie en la península Ibérica
Investigadores de la Universidad de Oviedo han recuperado una gran porción de un cráneo de rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis) en las excavaciones en curso en la Cueva de La Rexidora en Cuerres (Ribadesella). Este cráneo constituye el más completo de esta especie hallado hasta ahora en Asturias y uno de los mejores de la península Ibérica. El rinoceronte lanudo vivió en el Principado hace unos 30.000 años y desapareció de Europa y Asia hace 12.000 años.
Diego Álvarez Lao, investigador del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo, ha desarrollado los trabajos de excavación y consolidación de la pieza descubierta el pasado verano en La Rexidora. "Las labores de excavación y extracción del cráneo requirieron un cuidado extremo ya que se encontraba en condiciones de gran fragilidad y parcialmente incluido dentro de una gruesa costra estalagmítica, lo que dificultó mucho su extracción", explica Álvarez Lao.
El cráneo de La Rexidora es singular ya que conserva los dos maxilares superiores con casi todos sus dientes, el paladar y parte de la base del cráneo. Los hallazgos de restos craneales de esta especie en la península Ibérica, salvo excepciones, suelen restringirse a piezas dentales aisladas. Los dos dientes de leche que conserva el cráneo permiten estimar que el individuo era joven y murió a los 4 ó 5 años de edad.
Al hallazgo de este cráneo se le une el de una mandíbula de otro individuo de la misma especie de la cual ya se habían recuperado fragmentos en la primera campaña de excavaciones. Estos nuevos fósiles de rinoceronte lanudo constituyen, por tanto, ejemplares de alta singularidad y de relevante valor científico para comprender cómo eran las poblaciones ibéricas de esta especie durante el Pleistoceno Superior.
El yacimiento de La Rexidora tiene su origen en una trampa natural, una sima en la que los animales cayeron accidentalmente. Hasta el momento se han encontrado restos de bisonte de estepa, rinoceronte lanudo, ciervo, reno o hiena. La presencia de algunas de estas especies indica que por aquel entonces Asturias tenía un clima muy frío y árido y que el paisaje sería de tipo estepa, con predominio de vegetación herbácea y algunos árboles tipo coníferas.
El rinoceronte tendría un tamaño semejante al del rinoceronte blanco africano actual. Esta especie alcanzaba los 4 metros de longitud, 1,85 m de altura a la cruz y un peso que superaría las dos toneladas. Presentaba una elevada joroba tras la frente y un pelaje denso que le cubría todo el cuerpo. Poseía dos cuernos, uno nasal muy largo (de hasta 1,3 metros de longitud), curvo y aplanado (como un sable), y otro frontal de menor longitud.
Ejemplares momificados por la congelación hallados en Siberia han permitido conocer detalles de la anatomía y la apariencia del rinoceronte lanudo como su pelaje o los cuernos. También las representaciones de artistas Paleolíticos conservadas en cuevas como Rouffignac o Chauvet dejan constancia de la presencia de estos animales. Hasta el momento en la península Ibérica se han encontrado restos de rinoceronte lanudo en 27 yacimientos, cuatro de ellos asturianos.